
Posicionamiento de Vía Campesina Ante la crisis energética, producción y consumo responsables
La producción campesina sostenible es imprescindible para alimentar el mundo. La agricultura campesina sostenible y la soberanía alimentaria consumen hasta 80 veces menos energía que la agricultura industrial.
La soberanía alimentaria implica primar el empleo de los recursos locales para la producción de alimentos, minimizando tanto la cuantía de materias primas importadas para la producción así como su transporte. Igualmente, la comida así producida se consume localmente, por lo que el producto final no tiene que viajar lejos. No es lógico comer en Europa espárragos provenientes del Altiplano, o judías verdes frescas procedentes de Kenia.
A través de la historia de la agricultura, los campesinos y campesinas y la gente que habita los centros rurales han obtenido la energía de sus tierras agrícolas para responder a sus necesidades cotidianas. Las familias campesinas están usando aceite de coco o de girasol, biogás, leña, viento o agua para generar electricidad para su uso local. Estos métodos son sostenibles e integrados dentro del ciclo de producción de alimentos en sus tierras.
Es imperativo diseñar y adoptar actitudes responsables en el consumo de alimentos y ajustar nuestro modo de alimentarnos, conociendo que el modelo industrial de producción y consumo es destructivo, mientras que el modelo basado en la producción campesina utiliza prácticas energéticas responsables.
Por esto, La Vía Campesina continúa su lucha contra el poder de las grandes empresas transnacionales y los sistemas políticos que les apoyan. La crisis energética no debería verse como un problema aislado sino como parte de toda la crisis del actual modelo de desarrollo, donde los beneficios tienen prioridad sobre las personas.
En su lugar, nosotros apoyamos una agricultura de pequeña escala, diversificada, centrada en las personas con mercados locales y modos de vida saludables, usando menos energía y menos dependencia de recursos externos. Las familias campesinas sostenibles cumplen la misión fundamental de la agricultura: alimentar a las personas.
La producción campesina sostenible es imprescindible para alimentar el mundo. La agricultura campesina sostenible y la soberanía alimentaria consumen hasta 80 veces menos energía que la agricultura industrial.
La soberanía alimentaria implica primar el empleo de los recursos locales para la producción de alimentos, minimizando tanto la cuantía de materias primas importadas para la producción así como su transporte. Igualmente, la comida así producida se consume localmente, por lo que el producto final no tiene que viajar lejos. No es lógico comer en Europa espárragos provenientes del Altiplano, o judías verdes frescas procedentes de Kenia.
A través de la historia de la agricultura, los campesinos y campesinas y la gente que habita los centros rurales han obtenido la energía de sus tierras agrícolas para responder a sus necesidades cotidianas. Las familias campesinas están usando aceite de coco o de girasol, biogás, leña, viento o agua para generar electricidad para su uso local. Estos métodos son sostenibles e integrados dentro del ciclo de producción de alimentos en sus tierras.
Es imperativo diseñar y adoptar actitudes responsables en el consumo de alimentos y ajustar nuestro modo de alimentarnos, conociendo que el modelo industrial de producción y consumo es destructivo, mientras que el modelo basado en la producción campesina utiliza prácticas energéticas responsables.
Por esto, La Vía Campesina continúa su lucha contra el poder de las grandes empresas transnacionales y los sistemas políticos que les apoyan. La crisis energética no debería verse como un problema aislado sino como parte de toda la crisis del actual modelo de desarrollo, donde los beneficios tienen prioridad sobre las personas.
En su lugar, nosotros apoyamos una agricultura de pequeña escala, diversificada, centrada en las personas con mercados locales y modos de vida saludables, usando menos energía y menos dependencia de recursos externos. Las familias campesinas sostenibles cumplen la misión fundamental de la agricultura: alimentar a las personas.