Varios alcaldes de Castilla y León han recibido ofertas de ENRESA para albergar el ATC, y les han recomendado aprobarlo en Pleno antes de consultar a los vecinos.
ENRESA ha presentado ofertas a alcaldes de Castilla y León para que acojan el Almacén Temporal Centralizado de residuos radiactivos (ATC). Y en todos los casos, ha buscado el oscurantismo y la vulneración de la voluntad popular. Es lo que se ha podido comprobar tras todos los casos de candidaturas frustadas en nuestra Comunidad: Garoña y la Merindad de Cuesta Urría en Burgos, Bernuy de Porreros y Campo de San Pedro en Segovia.
ENRESA, que es la empresa pública encargada de gestionar los residuos radiactivos, era consciente del rechazo social que iba a generar el cementerio nuclear. Antes de la convocatoria, y para ir preparando posibles candidatos, ya se había reunido con bastantes alcaldes a espaldas de los vecinos, para convencerles de las “bondades” del cementerio nuclear. Esas reuniones se han realizado en Madrid, en la sede de ENRESA, y se llevan practicando, al menos, desde el verano.
En estas reuniones también se recomendaba a los alcaldes que aprobaran en el Pleno su convocatoria antes de consultar al pueblo, para evitar el debate. También se han organizado viajes al ATC de Holanda, mucho más pequeño que el que se quiere construir aquí. Incluso se les ofreció guardaespaldas, conscientes de la reacción contraria de los vecinos.
La instalación de un cementerio nuclear no lo llevaba ningún alcalde en su programa electoral, por lo que un acuerdo del Pleno antes de consultar con el pueblo sería una traición a la democracia. La alcaldesa de Bernuy de Porreros (Segovia) tuvo la decencia de consultar previamente a sus vecinos antes de dar un paso tan peligroso. Se saltó la recomendación de ENRESA -falta de transparencia-, y le salió mal.
A pesar de que el Ministro de Industria, Miguel Sebastián, aseguró que iban a salir multitud de municipios candidatos, la realidad es que hasta ahora sólo se conocen 2 candidaturas (Yebra y Ascó). Ambas han creado un fuerte malestar social e, incluso, divisiones en los partidos políticos. ENRESA sabía que si quería candidatos, los ayuntamientos tenían que evitar el debate de sus vecinos, y la repercusión de la prensa. Pero no ha sido así, y apenas tiene candidatos.
Cuanto más se conozca del proyecto del ATC, más oposición habrá al proyecto y a la energía nuclear. Ni municipios tan pro-nucleares como Garoña o Juzbado han querido la basura de su propia industria. Ecologistas en Acción desconoce cuantos alcaldes de Castilla y León pueden haber sido sondeados por ENRESA, pero creemos que bastantes más de los que lo han manifestado.
Ecologistas en Acción, que forma parte de la Coordinadora Estatal Antinuclear, siempre se ha posicionado en contra del cementerio nuclear, independientemente de su ubicación. No podemos admitir la condena de un territorio a perpetuidad mientras que las centrales nucleares siguen generando toneladas de residuos radiactivos alegremente y de forma tan irresponsable.
Por eso, los vecinos afectados por el ATC en cualquier sitio contarán con el apoyo de Ecologistas en Acción.
viernes, 29 de enero de 2010
EL CEMENTERIO DE RESIDUOS RADIACTIVOS Y SU CENTRO DE EXPERIMENTACIÓN NUCLEAR TRAERÁN LA MUERTE SOCIAL Y ECONÓMICA AL MUNICIPIO QUE LO ALBERGUE Y A SU
El cementerio nuclear ahuyentará cualquier iniciativa de desarrollo alternativo en el municipio que lo albergue y en su comarca, como la Ciudad Bioclimática de Bernuy de Porreros
El proceso seguido por el Ministerio de Industria no es transparente y las decisiones se están tomando a espaldas de los ciudadanos
Las asociaciones Centaurea, Ecologistas en Acción, y el sindicato Comisiones Obreras alertan a los alcaldes y concejales de Campo de San Pedro, Fresno de Cantespino, Bernuy de Porreros y de cualquier otro municipio que pueda estar planteándose presentar a su municipio como candidato a albergar el cementerio de residuos radiactivos de alta actividad de las centrales nucleares españolas y su centro de experimentación nuclear asociado, que esas instalaciones traerán la muerte económica y social a sus comarcas, alejarán cualquier posibilidad de llevar a cabo un desarrollo sano y sostenible en sus pueblos, y expondrán inevitablemente a las personas y al medio ambiente a graves e innecesarios riesgos. El cementerio nuclear ahuyentará cualquier iniciativa de desarrollo alternativo en el municipio que lo albergue y en su comarca, y perjudicará la viabilidad de otras existentes como sería el caso de la "Ciudad Bioclimática" en Bernuy de Porreros.
Debido a su alto nivel de radiactividad, que persiste durante cientos de miles de años, y su elevado potencial radiotóxico, la mera existencia de los residuos radiactivos de alta actividad supone un grave problema ambiental, económico y de salud pública, que la industria nuclear no ha sabido resolver durante sus 50 años de existencia.
Asimismo, Comisiones Obreras, Centaurea y Ecologistas en Acción manifiestan su rechazo al denominado "Centro Tecnológico Asociado" al ATC, una instalación experimental nuclear para investigar con técnicas de transmutación. Implicaría tener que construir y albergar un reactor nuclear transmutador, instalaciones para el reprocesamiento y elaboración de elementos combustibles nucleares para ese reactor, con los riesgos de accidentes nucleares y escapes de radiactividad inherentes a su funcionamiento, y generación de nuevos residuos.
A estos riesgos hay que sumar los derivados de la presencia, manipulación y almacenaje de los elementos de combustible nuclear que se ubicarían en el interior de la instalación ATC, así como los previos de los transportes de esos residuos radiactivos desde las centrales nucleares al ATC.
Además de advertir del negativo impacto que el cementerio nuclear y su centro de experimentación tendrán para la salud pública y el medio ambiente, a causa de sus emisiones rutinarias de radiactividad y de posibles accidentes, estas organizaciones quieren destacar el hecho de que el proceso de búsqueda de candidatos para el cementerio nuclear centralizado de residuos de alta actividad, se está haciendo sin transparencia, de forma secretista y a espaldas de los ciudadanos.
"Si el cementerio nuclear fuera una instalación con tantas virtudes, tan inofensiva y tan limpia como quieren hacernos creer desde ENRESA y el Ministerio de Industria, no se actuaría con secretismo, ni se estaría negociando con algunos alcaldes a escondidas, al contrario, estarían pugnando por el almacén hasta las grandes ciudades", señalan estas organizaciones.
"Ojala ningún municipio caiga en la trampa que están tendiendo desde el Ministerio de industria y la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA)", añadieron.
Comisiones Obreras, Ecologistas en Acción y Centaurea critican la estrategia del ministro Sebastián consistente en tentar a los alcaldes con dinero público (de los fondos de ENRESA) para tratar de conseguir que algún municipio se ofrezca candidato a albergar el cementerio nuclear (ATC, Almacén Temporal Centralizado, como le denomina el Ministerio), sin importar si ese consistorio ha tenido en cuenta la opinión de la población de ese municipio, la de los pueblos de su entorno y la de su comunidad autónoma.
Para estas organizaciones, un problema de primer orden de magnitud desde el punto de vista social, ambiental y económico, no se puede resolver sin un previo consenso social y político. Para que ese consenso se logre deben estar incluidos todos los agentes interesados, incluidas las organizaciones ecologistas y sindicales.
Rechazo político
Diversos parlamentos autonómicos (el parlamento catalán, las Cortes valencianas, la Asamblea de Extremadura, el parlamento gallego, el aragonés…), diversos presidentes autonómicos (el de Castilla y León, el de Castilla-La Mancha, Andalucía…), y numerosas diputaciones provinciales, consejos comarcales y ayuntamientos han mostrado un rotundo rechazo al ATC. En Cataluña, el Parlamento, así como 63 ayuntamientos y 7 Consejos Comarcales de Terres de l’Ebre y el Camp de Tarragona se han manifestado en contra de la instalación en Cataluña del cementerio nuclear. En Guadalajara, más de 150 ayuntamientos han aprobado mociones contrarias al ATC.
El proceso seguido por el Ministerio de Industria no es transparente y las decisiones se están tomando a espaldas de los ciudadanos
Las asociaciones Centaurea, Ecologistas en Acción, y el sindicato Comisiones Obreras alertan a los alcaldes y concejales de Campo de San Pedro, Fresno de Cantespino, Bernuy de Porreros y de cualquier otro municipio que pueda estar planteándose presentar a su municipio como candidato a albergar el cementerio de residuos radiactivos de alta actividad de las centrales nucleares españolas y su centro de experimentación nuclear asociado, que esas instalaciones traerán la muerte económica y social a sus comarcas, alejarán cualquier posibilidad de llevar a cabo un desarrollo sano y sostenible en sus pueblos, y expondrán inevitablemente a las personas y al medio ambiente a graves e innecesarios riesgos. El cementerio nuclear ahuyentará cualquier iniciativa de desarrollo alternativo en el municipio que lo albergue y en su comarca, y perjudicará la viabilidad de otras existentes como sería el caso de la "Ciudad Bioclimática" en Bernuy de Porreros.
Debido a su alto nivel de radiactividad, que persiste durante cientos de miles de años, y su elevado potencial radiotóxico, la mera existencia de los residuos radiactivos de alta actividad supone un grave problema ambiental, económico y de salud pública, que la industria nuclear no ha sabido resolver durante sus 50 años de existencia.
Asimismo, Comisiones Obreras, Centaurea y Ecologistas en Acción manifiestan su rechazo al denominado "Centro Tecnológico Asociado" al ATC, una instalación experimental nuclear para investigar con técnicas de transmutación. Implicaría tener que construir y albergar un reactor nuclear transmutador, instalaciones para el reprocesamiento y elaboración de elementos combustibles nucleares para ese reactor, con los riesgos de accidentes nucleares y escapes de radiactividad inherentes a su funcionamiento, y generación de nuevos residuos.
A estos riesgos hay que sumar los derivados de la presencia, manipulación y almacenaje de los elementos de combustible nuclear que se ubicarían en el interior de la instalación ATC, así como los previos de los transportes de esos residuos radiactivos desde las centrales nucleares al ATC.
Además de advertir del negativo impacto que el cementerio nuclear y su centro de experimentación tendrán para la salud pública y el medio ambiente, a causa de sus emisiones rutinarias de radiactividad y de posibles accidentes, estas organizaciones quieren destacar el hecho de que el proceso de búsqueda de candidatos para el cementerio nuclear centralizado de residuos de alta actividad, se está haciendo sin transparencia, de forma secretista y a espaldas de los ciudadanos.
"Si el cementerio nuclear fuera una instalación con tantas virtudes, tan inofensiva y tan limpia como quieren hacernos creer desde ENRESA y el Ministerio de Industria, no se actuaría con secretismo, ni se estaría negociando con algunos alcaldes a escondidas, al contrario, estarían pugnando por el almacén hasta las grandes ciudades", señalan estas organizaciones.
"Ojala ningún municipio caiga en la trampa que están tendiendo desde el Ministerio de industria y la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA)", añadieron.
Comisiones Obreras, Ecologistas en Acción y Centaurea critican la estrategia del ministro Sebastián consistente en tentar a los alcaldes con dinero público (de los fondos de ENRESA) para tratar de conseguir que algún municipio se ofrezca candidato a albergar el cementerio nuclear (ATC, Almacén Temporal Centralizado, como le denomina el Ministerio), sin importar si ese consistorio ha tenido en cuenta la opinión de la población de ese municipio, la de los pueblos de su entorno y la de su comunidad autónoma.
Para estas organizaciones, un problema de primer orden de magnitud desde el punto de vista social, ambiental y económico, no se puede resolver sin un previo consenso social y político. Para que ese consenso se logre deben estar incluidos todos los agentes interesados, incluidas las organizaciones ecologistas y sindicales.
Rechazo político
Diversos parlamentos autonómicos (el parlamento catalán, las Cortes valencianas, la Asamblea de Extremadura, el parlamento gallego, el aragonés…), diversos presidentes autonómicos (el de Castilla y León, el de Castilla-La Mancha, Andalucía…), y numerosas diputaciones provinciales, consejos comarcales y ayuntamientos han mostrado un rotundo rechazo al ATC. En Cataluña, el Parlamento, así como 63 ayuntamientos y 7 Consejos Comarcales de Terres de l’Ebre y el Camp de Tarragona se han manifestado en contra de la instalación en Cataluña del cementerio nuclear. En Guadalajara, más de 150 ayuntamientos han aprobado mociones contrarias al ATC.
Algunas verdades sobre el Cementerio Nuclear que la lluvia de euros no puede ocultar.
El proyecto de cementerio nuclear que hay sobre la mesa es la construcción de un almacén para albergar los residuos radiactivos de alta actividad de las centrales nucleares españolas durante 60 años. Una instalación cuyas consecuencias, sobre el medio ambiente y la población, pueden ser devastadoras y en modo alguno obviadas a pesar del intento de compra de conciencias por parte de las administraciones y el lobby nuclear.
Este es un primer problema, ya que estamos hablando de residuos que son activos durante cientos de miles de años. Si las sociedades humanas no somos capaces de planificar de cara a los próximos 50 años, ¿cómo vamos a poder hacerlo en los próximos 10.000 o 100.000?, ¿no sería más razonable no generar esos residuos?
Acoplado al cementerio nuclear ira un Centro Tecnológico Asociado, que no es otra cosa que un reactor nuclear de transmutación que pretende conseguir las dicha tecnología para hacer que la vida de actividad radiactiva de los residuos decaiga. Sin embargo esta es una tecnología que se lleva prometiendo desde el inicio de la energía nuclear, hace más de 50 años, y de la que todavía no hay nada. En el mejor de los casos, lo que estaríamos hablando es de unos residuos que serían activos durante cientos o miles de años, una cifra que sigue escapando cualquier intento de regulación posible en las circunstancias sociales actuales y futuras.
Además este cementerio no estará exento de riesgos. Además de los accidentes propios de la falibilidad humana, Ecologistas en Acción quiere señalar tres ejemplos.
El primero es el terremoto que se produjo en julio de 2007 en Japón y que generó un escape de agua radiactiva. Japón probablemente es el país que más seguridad del mundo tenga en este aspecto. Sin embargo se produjo dicho escape. Justo un mes antes se había producido un terremoto similar en Guadalajara, muy cerca de Yebra.
El segundo es el informe de los servicios secretos franceses sobra la seguridad de la última generación de reactores, el EPR. El informe plantea que estos reactores son susceptibles a un ataque tipo 11-S. Sobre el informe existe polémica, pero la mera duda ya genera inquietud.
Un tercer ejemplo es la mina de Asse en Alemania, donde se estaban guardando los residuos de este país. A pesar de la alta cualificación técnica y científica del personal alemán herraron clamorosamente al poner los residuos en un lugar que ahora tiene peligro de derrumbarse.
De este modo no es extraña la amplia respuesta social y política a la instalación del cementerio nuclear, ya que es imposible garantizar durante los próximos cientos de miles de años al seguridad de ningún emplazamiento, máxime con las limitaciones que tenemos los seres humanos.
Lo único que está sobre la mesa a favor del cementerio son los puestos de trabajo y el dinero. Sobre los puestos de trabajo, Ecologistas en Acción quiere recordar que, frente a los algo más de 300 que parece que crearía el cementerio, el final de las subvenciones a la solar fotovoltaica destruyó 20.000 el año pasado.
De este modo, lo único que queda sobre la mesa es la generosa lluvia de millones pero, ¿cuánto vale la salud? Para Ecologistas en Acción, y para cualquiera que haya sufrido cáncer, no hay compensación económica que valga que compense el aumento de probabilidades de que esto vuelva a ocurrir.
No habrá posibilidad de construir un cementerio hasta que no se detenga la generación de residuos radiactivos. Es como si nuestra casa estuviese inundada y nos preocupásemos de ver como achicamos el agua antes de cerrar el grifo.
Poner en marcha la solución a los residuos nucleares significa aprobar un calendario de cierre del parque nuclear español. Un parque nuclear que, además de los residuos nucleares tiene múltiples problemas como la inseguridad inherente a esta fuente de energía, su carácter no renovable, la dependencia que nos genera del exterior (el 100% del uranio es importado), el tapón que supone para la entrada de más energías renovables en la red (una central nuclear no se puede apagar para dar entrada a las renovables) y su inestabilidad e imprecidibilidad (en 2009 el conjunto de centrales nucleares españolas estuvo parado un total de 572 días, cuando para la recarga de “combustible” sólo tendrían que haber parado 200).
De este modo la repentina conversión a antinucleares de políticos como el Sr Montilla o la Sra Cospedal debería empezar por promover la finalización del parque nuclear español para, una vez que no se generan más residuos, pasar a ve cómo resolvemos el problema de los que ya tenemos.
Más información: Luis González Reyes
Este es un primer problema, ya que estamos hablando de residuos que son activos durante cientos de miles de años. Si las sociedades humanas no somos capaces de planificar de cara a los próximos 50 años, ¿cómo vamos a poder hacerlo en los próximos 10.000 o 100.000?, ¿no sería más razonable no generar esos residuos?
Acoplado al cementerio nuclear ira un Centro Tecnológico Asociado, que no es otra cosa que un reactor nuclear de transmutación que pretende conseguir las dicha tecnología para hacer que la vida de actividad radiactiva de los residuos decaiga. Sin embargo esta es una tecnología que se lleva prometiendo desde el inicio de la energía nuclear, hace más de 50 años, y de la que todavía no hay nada. En el mejor de los casos, lo que estaríamos hablando es de unos residuos que serían activos durante cientos o miles de años, una cifra que sigue escapando cualquier intento de regulación posible en las circunstancias sociales actuales y futuras.
Además este cementerio no estará exento de riesgos. Además de los accidentes propios de la falibilidad humana, Ecologistas en Acción quiere señalar tres ejemplos.
El primero es el terremoto que se produjo en julio de 2007 en Japón y que generó un escape de agua radiactiva. Japón probablemente es el país que más seguridad del mundo tenga en este aspecto. Sin embargo se produjo dicho escape. Justo un mes antes se había producido un terremoto similar en Guadalajara, muy cerca de Yebra.
El segundo es el informe de los servicios secretos franceses sobra la seguridad de la última generación de reactores, el EPR. El informe plantea que estos reactores son susceptibles a un ataque tipo 11-S. Sobre el informe existe polémica, pero la mera duda ya genera inquietud.
Un tercer ejemplo es la mina de Asse en Alemania, donde se estaban guardando los residuos de este país. A pesar de la alta cualificación técnica y científica del personal alemán herraron clamorosamente al poner los residuos en un lugar que ahora tiene peligro de derrumbarse.
De este modo no es extraña la amplia respuesta social y política a la instalación del cementerio nuclear, ya que es imposible garantizar durante los próximos cientos de miles de años al seguridad de ningún emplazamiento, máxime con las limitaciones que tenemos los seres humanos.
Lo único que está sobre la mesa a favor del cementerio son los puestos de trabajo y el dinero. Sobre los puestos de trabajo, Ecologistas en Acción quiere recordar que, frente a los algo más de 300 que parece que crearía el cementerio, el final de las subvenciones a la solar fotovoltaica destruyó 20.000 el año pasado.
De este modo, lo único que queda sobre la mesa es la generosa lluvia de millones pero, ¿cuánto vale la salud? Para Ecologistas en Acción, y para cualquiera que haya sufrido cáncer, no hay compensación económica que valga que compense el aumento de probabilidades de que esto vuelva a ocurrir.
No habrá posibilidad de construir un cementerio hasta que no se detenga la generación de residuos radiactivos. Es como si nuestra casa estuviese inundada y nos preocupásemos de ver como achicamos el agua antes de cerrar el grifo.
Poner en marcha la solución a los residuos nucleares significa aprobar un calendario de cierre del parque nuclear español. Un parque nuclear que, además de los residuos nucleares tiene múltiples problemas como la inseguridad inherente a esta fuente de energía, su carácter no renovable, la dependencia que nos genera del exterior (el 100% del uranio es importado), el tapón que supone para la entrada de más energías renovables en la red (una central nuclear no se puede apagar para dar entrada a las renovables) y su inestabilidad e imprecidibilidad (en 2009 el conjunto de centrales nucleares españolas estuvo parado un total de 572 días, cuando para la recarga de “combustible” sólo tendrían que haber parado 200).
De este modo la repentina conversión a antinucleares de políticos como el Sr Montilla o la Sra Cospedal debería empezar por promover la finalización del parque nuclear español para, una vez que no se generan más residuos, pasar a ve cómo resolvemos el problema de los que ya tenemos.
Más información: Luis González Reyes
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